Lo fundamental en una entrevista es que alguien se sienta
frente a otro y dialoguen. La mejor manera de narrar una entrevista es contando una
historia.
A los escritores les gusta mucho parafrasear,
haciendo pequeñas referencias culturales aludiendo a otra cosa. El buen entrevistador se niega a que los demás lean su entrevista antes de ser
publicada; trata de reflejarnos como nos ve.
A continuación, se añade otra información. En los periódicos se
utiliza el llamado “gancho”, un elemento para hablar de algo, para dar pretexto (por ejemplo, el cumplimiento de un centenario).
Las entrevistas clásicas nacen en el S. XIX), pero es en el XX cuando
se convierte en género estrella. Para una buena entrevista hacen falta 3 cosas:
seleccionar al personaje (el periodista o el director hace esto); recopilar
información (saber quién es el personaje, y estar bien informado; saber cosas
que los demás no suelen saber de él); hacer preguntas (siempre un cuestionario
abierto, tiene que seguir o variar el ritmo de la conversación); el entrevistado
se pone en el lugar del público, es un intermediario; las respuestas deben
sugerir otras preguntas que no están en el cuestionario. La entrevista puede
ser profesional o personal.
Existen varios tipos de entrevista. Pero la entrevista
periodística por excelencia se conoce como entrevista de personalidad. El
periodista trata de recoger con veracidad la personalidad del entrevistado.
Comparte con sus lectores los elementos más significativos. Otros tipos de
entrevista son, por ejemplo, la laboral, informativa o de actualidad, de
divulgación, testimonial, tipo encuesta (la menos periodística), perfil o
semblanza, de opinión, abierta (donde el entrevistado conoce previamente las
preguntas) y la interpretativa, entre otras.
La relación más común entre entrevistador y entrevistado es
la asimétrica, donde el entrevistado es importante y el entrevistador permanece
en un segundo plano. Es lo que conocemos como entrevista a, donde lo relevante es únicamente lo que el
entrevistado dice, y a veces se publican sin necesidad de introducir preguntas.
También puede darse el caso de una relación más igualitaria.
Es el caso de la entrevista con, en
la que el entrevistado sigue siendo el protagonista, pero el entrevistador
actúa como coprotagonista, ya que entiende acerca del tema que se va a tratar.
Además, existe una posible relación de enfrentamiento
mediante la entrevista contra, donde el entrevistador deja en evidencia al
entrevistado. Vemos aquí una especie de “lucha”. Es el tipo de entrevista que
más temen los entrevistados, pero que más divierte al público.
La primera entrevista moderna data de 1959, y la hace Horace Greely al mormón Brigham Young. Nos va dando (mezclado con este
reportaje) elementos de la entrevista. Aparece también la siguiente frase hecha: “desde la cruz a la fecha”, que significa “desde el principio hasta el fin”. Alude a cómo se escribían las
cartas, ya que se ponía al principio una cruz y al final una fecha. Las partes de la entrevista son la entradilla, el retrato, el plano de situación donde lo encontró el periodista y los altibajos.
El periodista puede saber mucho, pero tiene que adoptar el punto de
vista del lector común. En el ejemplo le pregunta a Marx acerca de la “comuna
de París”, uno de los grandes hechos históricos del siglo XIX. Marx
le contesta con términos teóricos y el periodista debe cortarle.
El entrevistador va dando vueltas hasta llegar a la entrevista que
realmente le interesa: la de Kipling a Twain. El estilo de Kipling es muy
agresivo a sus 24 años; explica cómo ha logrado esa entrevista y cómo ha
llegado a Twain.
Finalmente, cabe señalar los siguientes enlaces como ejemplos de grandes entrevistas a escritores: